Muchos de ustedes recordarán una película titulada El show de Truman. Su protagonista, Truman Burbank, vive sin saberlo en un mundo inventado donde las noticias, la geografía y hasta el clima son fabricados. Es fácil recordar esa película cuando uno observa, por ejemplo, los colores de los mapas de temperatura en la televisión. Temperaturas normales, similares a las de años anteriores, aparecen ahora en colores alarmantemente rojos. Estadísticamente, los incendios, las inundaciones o los huracanes no están aumentando, pero copan a menudo la primera plana de las noticias.
Más de un psicópata conocido está ya proponiendo arrojar polvo a la atmósfera para atenuar los rayos del sol, y en varios países los gobiernos están cerrando a la fuerza explotaciones agrarias y sacrificando cientos de miles de vacas. Los combustibles fósiles son denostados, las ciudades de 15 minutos proliferan en todo el mundo y los gobiernos se empeñan en cambiar nuestras fuentes de energía y nuestros alimentos. Dentro de muy poco la digitalización les permitirá controlar completamente nuestras vidas con el pretexto del cambio climático. Tanto si queremos como si no.
¿Hay en marcha una campaña mundial para convertir nuestra vida cotidiana en un mundo de Truman? Empieza a ser evidente. Pero ¿está justificada? ¿Realmente estamos al borde de una crisis climática?
La respuesta es no. Más de 1600 científicos de todo el mundo han firmado recientemente un manifiesto denunciando la histeria climática, pero los medios de información no nos lo quieren contar. No les pregunten por qué. Pregúntenselo más bien a quienes los financian.
Pero olvidémonos de ellos por un momento y miremos la realidad cara a cara. Una de las muchas fuentes de información científica sobre el clima –realmente científica– es CO2 Coalition. No, no le hablarán de ellos en la televisión. Fue creada por Patrick Moore, uno de los fundadores de Greenpeace, junto con un grupo de eminentes científicos. De ellos he tomado los datos que voy a exponer a continuación. Para quien quiera ampliar la información, las gráficas están tomadas de https://co2coalition.org/facts/.
El comienzo
El final de la segunda guerra mundial inauguró una nueva era. En sólo 33 años, el desarrollo de la industria multiplicó por cinco las emisiones de CO2 a la atmósfera. Sin embargo, la temperatura durante esos años disminuyó. Por eso, los meteorólogos creían en los años 70 que nos encaminábamos hacia una nueva edad de hielo.
Pero era sólo un bache en el camino. La temperatura en realidad estaba aumentando desde hacía más de 300 años. Nuestro planeta estaba saliendo de un breve periodo glacial, que comenzó hacia el final de la Edad Media.
¿Qué pasa con la temperatura?
La temperatura nunca se está quieta. Siempre está cambiando, a lo largo de los siglos o a lo largo de las eras geológicas. Durante los últimos 10.000 años ha experimentado nueve ciclos, y nos encontramos al final del décimo. Por cierto, en cada uno de los anteriores las temperaturas fueron bastante más altas que las que hoy acongojan a nuestros gobernantes. ¿Lágrimas de cocodrilo?
Cuesta abajo
Desde hace 140 millones de años, la presencia de CO2 en la atmósfera está disminuyendo. Y mucho. El periodo geológico que estamos viviendo, el cuaternario, ha conocido los niveles de CO2 más bajos desde que el mundo existe. Hay que tener presente que, por debajo de 150 partes por millón, las plantas no pueden respirar. Tal vez el CO2 que están emitiendo nuestras fábricas y nuestros automóviles está impidiendo –o retardando-- la extinción de la vida en la Tierra.
Final de trayecto
En cualquier caso, el efecto del CO2 sobre la temperatura tiene un límite. A partir de cierto punto (y estamos ya casi en ese punto), el efecto invernadero aumenta mucho más lentamente que la concentración de CO2. De hecho, hubo un tiempo en que los niveles de CO2 eran veinte veces superiores a los de hoy y el efecto invernadero brillaba por su ausencia.
Pero las plantas lo agradecen
Si la concentración de CO2 aumentara en 300 partes por millón, la vegetación (incluidos los cultivos) aumentaría en un 46%. ¿Tiene sentido aterrorizar a la población anunciando que el aumento de CO2 nos conducirá a una escasez mundial de alimentos?
Y, a nivel mundial, las sequías están disminuyendo.
Un retroceso muy antiguo
Pero, ¿y los glaciares? Sí, se están derritiendo, pero desde hace muchos más años de lo que nos cuentan. Los glaciares empezaron a retroceder mucho antes de que empezáramos siquiera a quemar combustibles fósiles. La temperatura de la Tierra empezó a subir a finales del siglo XVII. En ese momento, los glaciares dejaron de avanzar y, a partir de 1800, empezaron a derretirse.
Ciclos
En realidad, las glaciaciones se repiten cíclicamente cada 100.000 años, y los periodos interglaciales duran entre 10.000 y 15.000 años. Hace unos 11.000 años que empezó el último, y por eso la temperatura se está recuperando. Pero en cualquier momento podría comenzar el siguiente. O quizá ya está empezando. Por si acaso, preparen los abrigos.
¿A qué se deben esos ciclos tan definidos de nuestro clima? Si uno lo piensa un poco, es evidente. La órbita de la Tierra es una elipse, y esa elipse se alarga y se acorta cíclicamente. En periodos de 100.000 años. Además, la inclinación del eje terrestre no se está quieta. Gira también, muy despacio, y da una vuelta completa cada 41.000 años. No son los únicos ciclos que determinan nuestro clima, y ya he escrito sobre ellos en un artículo anterior.
Preguntas, preguntas
¿Estamos entrando sin darnos cuenta en un planeta como el de Truman? O, dicho de otro modo: ¿Nos están empujando a la fuerza a un mundo en el que la realidad es pura ficción? La campaña de terror climático que padecemos ¿es un caballo de Troya que esconde un propósito menos inocente de lo que parece? Yo he aportado los datos. Usted decide.
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