En estos últimos dos años y medio he publicado ya, con éste, 140 artículos variopintos en torno a la ciencia. En todos ellos he procurado ser riguroso, ameno y didáctico. Y así pienso seguir. Si exceptuamos sólo mis comentarios sarcásticos sobre Aristóteles y los políticos, me he basado siempre en datos y fuentes que he considerado fiables.
No ha sido fácil. Cuando descubrí que la información oficial y oficiosa sobre la 'pandemia' era pura propaganda tuve que revisar, una a una, todas las ideas que hasta entonces había considerado indiscutibles. Apenas hacía unos meses que me había burlado, en un artículo, de los 'conspiranoicos' que achacaban a cierto laboratorio chino el origen de la enfermedad.
Ha sido un trabajo arduo y agotador. He tenido que dedicar cientos de horas a estudiar inmunología y microbiología. He necesitado profundizar en mis conocimientos sobre el clima. Y he tenido que examinar críticamente teorías que nunca antes me habría molestado en considerar: los peligros del 5G, de las radiaciones electromagnéticas o de los hornos de microondas; el óxido de grafeno, los nanobots o el veneno de serpiente en las 'vacunas' contra el covid; las estelas de aviones, la modificación de la ionosfera, las vacunas y el autismo, los virus, el adrenocromo, la energía dirigida, la aparición de direcciones MAC en los teléfonos móviles, el 11S, el Apollo 11, los 'quantum dots', y hasta los ovnis o la bomba de Hiroshima.
La mayoría de esas teorías me siguen pareciendo descabelladas o inverosímiles, y sobre algunas de ellas todavía no tengo opinión. Pero, tras resistirme empecinadamente, he tenido que aceptar una realidad que al principio me parecía imposible: unos psicópatas multimillonarios quieren destruir la sociedad tal como la conocemos.
Muchos de los artículos que he escrito hasta hoy no tienen mérito. Son sólo el resultado de esa actitud crítica que todo científico debe tener ante las afirmaciones ajenas. En los temas más polémicos, he incluido enlaces que permitieran a mis lectores ampliar o fundamentar mis afirmaciones (y que, por cierto, casi nadie ha consultado). Aun así, mis lectores harían bien en preguntarse de dónde he sacado algunas informaciones que ellos no han encontrado en ningún sitio, o que son oficialmente inaceptables.
Campos de minas (metafóricamente hablando)
Pues bien, a ello vamos. Si busca usted informarse más a fondo sobre el covid, las vacunas, la teoría de género, el cambio climático o la agenda 2030, no se le ocurra recurrir a la televisión, la prensa, Google, Facebook, Windows, Apple, Wikipedia, la OMS o recurso alguno relacionado con ellos. Todos le contarán lo mismo, a menudo exactamente con las mismas palabras.
Antes de adentrarse en un sitio web, observe si menciona insistemente la sostenibilidad y el 'género', si da por supuesto el cambio climático o si en sus fotos hay pocos hombres blancos y, en cambio, una sospechosa mayoría de negros, mujeres, asiáticos y personas de género indecidible. Si es así, no se moleste. Todos esos sitios le contarán también la misma cantinela.
Cuando consulte una revista científica o un proyecto universitario, vaya hasta el final de la página y averigüe las fuentes de financiación. Tirando del hilo, terminará casi siempre yendo a parar a unas cuantas fundaciones que responden a los mismos intereses. No muy edificantes. Y, cuando consulte un artículo científico, no salte directamente a las conclusiones. A menudo, las conclusiones dicen una cosa (lo que el financiador espera que digan) y el contenido del artículo dice otra distinta. O incluso la contraria.
Un elefante en la salita
Entonces, ¿a quién recurrir?, se preguntarán muchos de ustedes.
Para empezar, hay que tener en cuenta un detalle que suele pasar inadvertido. Todas esas compañias tecnológicas que le ofrecen maravillosos servicios 'gratis' no son filantrópicas. Tanto los servicios de correo electrónico como las aplicaciones móviles ‘gratuitas’ son gigantescas máquinas de espiar a sus usuarios.
Usted quizá no es consciente de ello, pero todas esas empresas se cobran en datos. Sus datos. Por dónde se desplaza, qué fotos toma, qué compra, cuánto y cómo paga, con quién se comunica, sobre qué temas y a qué horas, qué cosas lo alegran, lo irritan o lo entristecen, con quién se comunican las personas con las que usted se comunica, qué sitios web visita, qué preguntas le hace a su buscador y qué respuestas selecciona, e incluso su sexo, sus horarios cotidianos y su fecha de cumpleaños.
¿Le parece que exagero? Piénselo dos veces. La inteligencia artificial que está irrumpiendo en los mercados (y que pronto amenazará también su puesto de trabajo) no es realmente inteligente. Es un extracto de los miles de trillones de textos, imágenes y conversaciones que durante años hemos transmitido ingenuamente a través de la Web y de nuestros teléfonos móviles gracias a todas esas aplicaciones 'gratuitas' que tanto nos entusiasman. Pues de gratuitas, nada.
En los balbuceos de la informática, los primeros ordenadores personales tenían algo así como 20 Mb de disco duro. En este momento estoy escribiendo esto en un PC que permite almacenar 500 Gb de datos. Sólo en él, en un espacio incluso menor, cabrían ahora 25.000 ordenadores como aquellos armatostes de la prehistoria. Y la capacidad de almacenamiento en la 'nube' se multiplica también a gran velocidad. En la nube, hoy en día, cabe todo. La crónica minuto a minuto de todos los habitantes de la Tierra, si usted se empeña.
Pasen y vean
Por fortuna, frente a esa invasión alevosa de nuestra privacidad están apareciendo empresas que consiguen obtener beneficios sin asaltar nuestra vida privada. O, al menos, eso nos aseguran. Por ejemplo, el navegador Brave es gratuito, casi indistinguible de Chrome, bloquea las cookies de terceros (que nos espían con fines publicitarios) y nos ofrece un servicio de criptomonedas. Brave tiene también un buscador anónimo y ofrece una función de inteligencia artificial que resume textos farragosos y complementa el buscador. Aunque esa función no siempre es fiable, respeta la privacidad del usuario.
Otros buscadores anónimos, también gratuitos, son Startpage, Gibiru, Freespoke, DuckDuckGo o Firefox. Además, están saliendo ya al mercado teléfonos sin Google (y, por lo tanto, sin Android ni iOS). Y los sistemas operativos Linux están ya ampliamente implantados.
¿Desconfía usted de WhatsApp (no sin razón)? Puede sustituirlo ventajosamente por Signal, Telegram o X (antes Twitter). En Telegram, además, encontrará infinidad de canales con información 'fuera de circuito', aunque absolutamente respetable (casi todas las fuentes que menciono más abajo tienen canales en Telegram). Piense que la Unión Europea está emprendiendo un ataque masivo a los contenidos de Internet, y quizá este artículo que está usted leyendo no podrá ser accesible dentro de unos meses.
Existen también alternativas a esa máquina de censurar llamada YouTube. La más seria es quizá rumble, pero también puede usted asomarse a locals, twitch, bitchute, odysee, brighteon y muchas otras.
Con respecto a la información sobre medicina, biología o cambio climático, me he basado ampliamente en las fuentes que menciono a continuación o en otras similares. Usted decidirá si merecen o no su interés.
[Se pueden obtener traducciones del inglés rápidas y eficaces, por ejemplo, aquí (textos) y aquí (vídeos)]
En inglés:
Osmosis. Una colección de excelentes vídeos didácticos para aprender medicina.
Children's Health Defense. Fundada por Robert F. Kennedy Jr. Está orientada, como su nombre indica, a la defensa de la salud y el bienestar de los niños. Una iniciativa, en mi opinión, admirable.
Doctors for Covid Ethics. Tiene su origen en el lamentable episodio del covid. Publica textos y vídeos de personalidades científicas de alto nivel, como el Dr. Michael Palmer o el profesor Sucharit Bhakdi.
Corona Investigative Committee. Un grupo de abogados bilingües que investigan exhaustivamente el episodio de la ‘pandemia’ casi desde el primer día. Fundado por Reiner Füllmich, el abogado que puso en jaque a Volkswagen y a Deutsche Bank.
America's Frontline Doctors, con vídeos divulgativos, entrevistas y material de interés sobre derechos civiles. Es la versión estadounidense de:
The World Doctor Alliance, una asociación heterogénea de médicos fundada por el británico Dr. Adil, que fue suspendido como facultativo en 2020 simplemente por decir la verdad.
World Council for Health. Promueven la iniciativa 'Better way', una propuesta alternativa a esta sociedad deshumanizada, en la que muchos médicos son ya meros burócratas al servicio del poder.
Robert Malone. Fue el principal inventor de las ‘vacunas’ de ARNm. Se lanzó a la arena pública cuando comprendió que la 'pandemia' no era exactamente una pandemia. Una voz que sabe de lo que habla, diga lo que diga Wikipedia.
Totality of Evidence. En este sitio se puede ver y oír a valiosos expertos que consiguen ver más allá de los medios de manipulación masiva: Peter McCullough, Michael Yeadon, David Martin, Judy Mikovits, Pierre Kory, Steve Kirsch, Catherine Austin-Fitts y muchos otros.
The Human Protein Atlas. Todo sobre las proteínas del cuerpo humano.
CO2 Coalition. Es el sitio más didáctico que conozco sobre la importancia del CO2 y el gigantesco camelo del cambio climático. Fue fundado por Patrick Moore, ex-fundador de Greenpeace. Incorpora a físicos tan prestigiosos como William Happer o el reciente premio Nobel John Clauser.
En español:
En español, por desgracia, no hay mucho para consultar. Lo más destacado, a mi entender, es:
Nueva biología. Una agrupación de valientes biólogos post-darwinistas con interesante información de fondo, entrevistas y noticias de actualidad.
Médicos por la verdad. La menciono porque es la más conocida, pero desconfío de ellos desde que abrazaron con entusiasmo la teoría del grafeno en las vacunas covid.
Dignidad para todos. Un canal de rumble.com con variedad de vídeos sobre vacunas, medicina y la agenda 2030, no siempre fiables.
En ocasiones, se puede encontrar también información interesante sobre esos temas en:
The Epoch Times en español. Ofrece además buena información -sin distorsiones ni censura- sobre la actualidad internacional.
La Voz de César Vidal, con el inigualable Lorenzo Ramírez, una de las mentes más brillantes y mejor informadas de Europa. No exagero.
Sobre las teorías 'conspiratorias' que he mencionado más arriba espero escribir otros artículos más adelante. En ellos daré cuenta de lo que he podido averiguar sobre cada tema, de mis dudas y de mis certezas. Eso, si la censura de la Unión Europea (Soviética) no cae sobre substack y me obliga a buscar una alternativa. No se desanime. En internet, 1984 es más difícil de lo que parece.